lunes, 17 de octubre de 2011

DE FACTO, escrito por filopsica.

 Detrás de la licantropía.


El inicio de la leyenda del ser humano que se transforma en bestia se pierde en la más remota antigüedad, y sus características varían según regiones y culturas. Según el diccionario de la Real Academia Española, el término “licantropía” hace hace referencia al “trastorno mental en que el enfermo se cree transformado en lobo e imita su comportamiento”, y su origen procede de Lycaón, rey de Arcadia: según la tradición, Lycaón tenía 50 hijos –tan crueles como su padre- de diversas mujeres. Zeus, horrorizado por los crueles actos de éstos, les transformó en lobos.

Hechos como el recurrir a los servicios de los brujos, renegar de Dios y el ser concebido en plenilunio, eran considerados desencadenantes de esta especie de mutación; a la par de la formulación de estas hipótesis, también surgían métodos para acaban con el problema: en algunas regiones de Europa Central bastaba con administrar cierta planta, en Francia se recomendaba extraer tres gotas de sangre durante su transformación, y la creencia más extendida es dispararle balas de plata.

Desde el punto de vista médico, el proceso anatómico y fisiológico que llevaría a una modificación estructural del ser humano al punto de convertirse en esta especie de cánido no es aceptado por los saberes actuales. Una de las primeras teorías explicativas de este fenómeno se basa en el reconocido principio de los humores de Galeno, y explica que aquello de considerarse hombre-lobo o demonio se debía a un exceso de la bilis negra, cuestión que derivaba en seres excesivamente melancólicos y psicológicamente desequilibrados.

Personajes como Johannes Weyer y Henri Boguet defendieron constantemente la consideración de a quienes se creían licántropos como seres sufrientes de severas alucinaciones más que como criminales y que, por lo tanto, merecían más asistencia médica que un castigo por sus actos.

En 1621, Robert Burton consideraba la licantropía una forma de locura, y debía el estado mental de las brujas, hechiceros y hombres-lobo a una dieta pobre, respirar insano y a la falta de sueño y ejercicio físico. Llama la atención el que muchos de estos individuos confesasen haber utilizado ungüentos para llevar a cabo la transformación; uno de los ingredientes principales para su preparación era la belladona, una hierba muy usada por las brujas que es capaz de producir alucinaciones e ilusiones de metamorfosis corporal. Por otro lado, la dieta de los campesinos medievales podría haber sido el origen de tales alucinaciones. Los alcaloides del cornezuelo (hongo que infecta a los granos de centeno con que fabricaban el pan) están íntimamente relacionados con cierto componente del LSD, potentísima droga psicoactiva que produce un estado de ensoñación, con cambios de humor y de pensamiento y graves alteraciones en la percepción espacio-tiempo.

Otra posible base de este mito puede situarse en el hirsutismo (crecimiento de vello oscuro y grueso en la cara, pecho, abdomen y espalda) o hipertricosis (desarrollo excesivo de pelo en zonas extensas de la piel), afecciones poco frecuentes que afectan exclusivamente lo cutáneo.

La psiquiatría moderna encuadra los casos de licantropía en cuadros esquizofrénicos, psicosis, neurosis histérica o epilepsia psicomotora.

Calmeil, un notable estudioso de la licantropía, clasifica a los hombres-lobo en 3 grupos, imponiendo así que tal monomanía se viese desde un punto de vista puramente psiquiátrico:

1. Histéricos, mitómanos y depresivos melancólicos, cuya imaginación poblada de leyendas constantemente reforzadas por las tradiciones les llevarían a afirmar que habían pasado las noches cometiendo asesinatos, desenterrando cadáveres y corriendo por el bosque junto a los lobos.

2. Esquizofrénicos y parafrénicos que, incapaces de reprimir sus propias pulsiones delirantes, llegarían a vivir “accesos” nocturnos que los harían escapar de sus casas y correr por los bosques.

3. Maníacos homicidas, quienes correrían por la noche desnudos o cubiertos por una piel de lobo, matando, violando y devorando a sus víctimas debido a al delirio que da paso a sus sanguinarios instintos.

Otros autores como Rogues de Fursac, Sollier y Courbon hablaron de un delirio o transformación de la personalidad que podía ser transitoria, sucediéndose alternativamente la personalidad normal y la patológica (recuerden el caso del Dr. Jekyll).

En resumen, parece existir un tipo particular de psicosis alucinatoria caracterizada por la idea de transformarse en lobo y actuar como tal. Algunas de estas crisis coindicen con la aparición de la luna llena, teniendo así cierta relación con el lunatismo. Asimismo, el uso y abuso de sustancias alucinógenas potencian la materialización de aquello que ocultamos en el inconsciente tanto individual como colectivo, producto de la necesidad de mantener o lograr el tan anhelado equilibrio mental.

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