sábado, 29 de octubre de 2011

Saliendo del cementerio general del sur, escrito por Grethyl.

Sin querer entrar en polémicas, vengo a decir, que el dia de hoy no hablare de nada mas que de como estoy asqueada por la población masculina en un 90% de este país. 
Las mujeres no somos juguetes, no somos el clavo que saca al otro, somos seres sintientes y dadas al amor. 
Somos fuertes y aguerridas, eso no quita que no queramos a un caballero en brillante armadura que nos defienda de ese dragón que no pudimos derrotar como los demás de su estirpe. 
No por que les pidamos ayuda somos débiles, y no por que queramos darles amor ustedes pueden usarnos una tras otra. 

Un clavo no saca a otro, pero un martillo si. 
Tengan eso en mente, mientras yo me voy a dormir en mi tumba. Al menos alli si dormire en paz de una buena vez.

Grethyl Elizabeth Delirium Trygvasson, perteneciente al clan Lupaica.

lunes, 17 de octubre de 2011

DE FACTO, escrito por filopsica.

 Detrás de la licantropía.


El inicio de la leyenda del ser humano que se transforma en bestia se pierde en la más remota antigüedad, y sus características varían según regiones y culturas. Según el diccionario de la Real Academia Española, el término “licantropía” hace hace referencia al “trastorno mental en que el enfermo se cree transformado en lobo e imita su comportamiento”, y su origen procede de Lycaón, rey de Arcadia: según la tradición, Lycaón tenía 50 hijos –tan crueles como su padre- de diversas mujeres. Zeus, horrorizado por los crueles actos de éstos, les transformó en lobos.

Hechos como el recurrir a los servicios de los brujos, renegar de Dios y el ser concebido en plenilunio, eran considerados desencadenantes de esta especie de mutación; a la par de la formulación de estas hipótesis, también surgían métodos para acaban con el problema: en algunas regiones de Europa Central bastaba con administrar cierta planta, en Francia se recomendaba extraer tres gotas de sangre durante su transformación, y la creencia más extendida es dispararle balas de plata.

Desde el punto de vista médico, el proceso anatómico y fisiológico que llevaría a una modificación estructural del ser humano al punto de convertirse en esta especie de cánido no es aceptado por los saberes actuales. Una de las primeras teorías explicativas de este fenómeno se basa en el reconocido principio de los humores de Galeno, y explica que aquello de considerarse hombre-lobo o demonio se debía a un exceso de la bilis negra, cuestión que derivaba en seres excesivamente melancólicos y psicológicamente desequilibrados.

Personajes como Johannes Weyer y Henri Boguet defendieron constantemente la consideración de a quienes se creían licántropos como seres sufrientes de severas alucinaciones más que como criminales y que, por lo tanto, merecían más asistencia médica que un castigo por sus actos.

En 1621, Robert Burton consideraba la licantropía una forma de locura, y debía el estado mental de las brujas, hechiceros y hombres-lobo a una dieta pobre, respirar insano y a la falta de sueño y ejercicio físico. Llama la atención el que muchos de estos individuos confesasen haber utilizado ungüentos para llevar a cabo la transformación; uno de los ingredientes principales para su preparación era la belladona, una hierba muy usada por las brujas que es capaz de producir alucinaciones e ilusiones de metamorfosis corporal. Por otro lado, la dieta de los campesinos medievales podría haber sido el origen de tales alucinaciones. Los alcaloides del cornezuelo (hongo que infecta a los granos de centeno con que fabricaban el pan) están íntimamente relacionados con cierto componente del LSD, potentísima droga psicoactiva que produce un estado de ensoñación, con cambios de humor y de pensamiento y graves alteraciones en la percepción espacio-tiempo.

Otra posible base de este mito puede situarse en el hirsutismo (crecimiento de vello oscuro y grueso en la cara, pecho, abdomen y espalda) o hipertricosis (desarrollo excesivo de pelo en zonas extensas de la piel), afecciones poco frecuentes que afectan exclusivamente lo cutáneo.

La psiquiatría moderna encuadra los casos de licantropía en cuadros esquizofrénicos, psicosis, neurosis histérica o epilepsia psicomotora.

Calmeil, un notable estudioso de la licantropía, clasifica a los hombres-lobo en 3 grupos, imponiendo así que tal monomanía se viese desde un punto de vista puramente psiquiátrico:

1. Histéricos, mitómanos y depresivos melancólicos, cuya imaginación poblada de leyendas constantemente reforzadas por las tradiciones les llevarían a afirmar que habían pasado las noches cometiendo asesinatos, desenterrando cadáveres y corriendo por el bosque junto a los lobos.

2. Esquizofrénicos y parafrénicos que, incapaces de reprimir sus propias pulsiones delirantes, llegarían a vivir “accesos” nocturnos que los harían escapar de sus casas y correr por los bosques.

3. Maníacos homicidas, quienes correrían por la noche desnudos o cubiertos por una piel de lobo, matando, violando y devorando a sus víctimas debido a al delirio que da paso a sus sanguinarios instintos.

Otros autores como Rogues de Fursac, Sollier y Courbon hablaron de un delirio o transformación de la personalidad que podía ser transitoria, sucediéndose alternativamente la personalidad normal y la patológica (recuerden el caso del Dr. Jekyll).

En resumen, parece existir un tipo particular de psicosis alucinatoria caracterizada por la idea de transformarse en lobo y actuar como tal. Algunas de estas crisis coindicen con la aparición de la luna llena, teniendo así cierta relación con el lunatismo. Asimismo, el uso y abuso de sustancias alucinógenas potencian la materialización de aquello que ocultamos en el inconsciente tanto individual como colectivo, producto de la necesidad de mantener o lograr el tan anhelado equilibrio mental.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Salida del cementerio general del sur, por Grethyl Trygvasson.

A veces, por inseguridad, pensamos cosas que no decimos, secretos que escondemos dentro de nosotros y nunca dejamos salir.
Estos secretos se ahogan y mueren, trasformándose así en ira, ira irracional que llevamos siempre dentro y que no nos deja pensar en serenidad.

Todo lo odiamos, queremos deshacernos de lo que nos incordia, y no comprendemos que ese sentimiento nunca se ira, que ya forma parte de nuestra psique.
Nosotros somos humanos, nos conformamos tanto por nuestras cualidades, como por nuestros defectos, y eso es algo que jamas va a cambiar.
Podemos madurar, podemos cambiar la forma en la que vemos la vida y en como reaccionamos, nuestros defectos tal vez se vuelvan virtudes, pero todo es con trabajo y esfuerzo...pero igualito seguiremos siendo una dualidad entre defectos y virtudes.

Así que no me digan mas que la gente no cambia, no me digan que madurar es actuar en contra de lo que eres por que no es. La gente avanza, no cambia; todos sabemos que madurar es saber actuar de acuerdo a tus dos caras de la moneda de tu vida.

Mira el lado positivo, estas vivo! Tienes la dualidad, puedes vivirla y sentirla, los muertos solo son virtudes, ya que nadie recuerda sus defectos.
Solo los muertos descansan en paz, diría que envidia, pero me encanta ser un agente del caos.

Grethyl Trygvasson.